¿Soñaste alguna vez con cosechar en tu propio patio los ingredientes para tu ensalada orgánica? ¿Te parece que eso está muy lejos de ocurrir? Seguí leyendo y mirá este caso de una familia que consiguió tener su huerta orgánica en una azotea del barrio Palermo de Montevideo en un sólo mes, sin hacer ellos solos todo el trabajo y pagando sólo los materiales.
Hoy vamos a inaugurar esta sección del blog que va de transformaciòn de espacios. El clásico “antes y después” explicando los pasos que seguimos para convertir un espacio que no estaba generando ningún beneficio a sus propietarios en un espacio verde lindo, productivo e inspirador.
El caso que te quiero mostrar hoy es el de una azotea en el barrio Palermo de Montevideo, que pasó de ser el lugar de esparcimiento para los perros a ser una huerta urbana orgánica en la que sus propietarios disfrutan experimentando, aprendiendo y, por supuesto, cosechando parte de sus alimentos.
Marcela, la dueña de casa, nos pidió ayuda porque quería tener una huerta orgánica en su azotea. Su sueño era subir a cosechar para hacer la comida de cada día y ver ese lugar, que estaba vacío y triste, lleno de vida y de comida sana, sin pesticidas ni toda la carga tóxica de las verduras normales.
Se sentía incapaz de hacerlo sola porque no tenía idea de cómo crear ese espacio, ni de cómo gestionar la huerta. Necesitaba que alguien la ayudara, no sólo a diseñar el lugar, también a armarlo y a planificar y gestionar los cultivos.
Se imaginaba su huerta armada y produciendo, y a ella y su familia disfrutando de comidas llenas de sabores frescos y de un espacio hermoso donde conectarse con la naturaleza y aprender experimentando.
Lo que más la agobiaba de esto, era pensar en todo lo que no sabía hacer para llegar a tener ese lugar, y en todo lo que tendría que aprender, luego de tenerlo armado, para poder mantenerlo y gestionarlo.
En aquel momento (diciembre de 2016), nosotros estábamos aterrizando en Uruguay después de 13 años viviendo en España y empezábamos a desarrollar nuestros cursos de huerta orgánica. Nuestro propósito era (¡y es!) que cada vez más familias cultiven su propia huerta orgánica en sus casas. Queríamos compartir nuestra experiencia y conocimiento con la mayor cantidad de gente posible.
Cuando Marcela nos pidió ayuda para que diseñáramos y armáramos su huerta, se nos ocurrió una forma de hacerlo que nos permitía, no sólo lograr el objetivo de Marce, sino también difundir y compartir el proceso de creación de una huerta con otras personas.
Le propusimos organizar un taller de huerta orgánica en su casa, en el que usaríamos el proceso de diseño y la implementación de la huerta como hilo conductor para enseñar a otras personas a diseñar e implementar sus propias huertas.
Cuanto más lo pensábamos mejor sonaba. La idea nos permitía lograr que un sólo elemento (la huerta de Marce) cumpliera muchas funciones. Esto, para los que no lo saben, es uno de los principios de diseño en Permacultura (sistema de diseño de hábitats humanos que veníamos estudiando y aplicando desde hacía 5 años).
Como buenos permacultores, nos encanta apilar funciones, es decir, que una misma acción o elemento nos sirva para cumplir más de un objetivo u obtener más de un beneficio. El taller de huerta nos permitía cumplir varios objetivos, tanto nuestros como de nuestro cliente:
- Que nuestro cliente tenga una huerta orgánica armada (si hubiéramos hecho el diseño y la implementación sin el taller, éste sería el único objetivo logrado)
- Abaratar el costo para el cliente (en lugar de pagar honorarios de diseño, implementación y materiales, solamente pagaría materiales)
- Que el cliente aprenda a mantener y gestionar su huerta durante el proceso
- Difundir conocimientos sobre huerta orgánica con más personas
¡El entusiasmo que teníamos no nos cabía en el cuerpo!
Iniciamos el proceso de diseño como lo haríamos con cualquier cliente: pasándole los formularios y haciendo entrevistas para identificar claramente sus objetivos y empezar a delinear el diseño.
Como diseñadores en Permacultura, damos mucha importancia al proceso de diseño. Nos gusta hacerlo de forma ordenada y bien estructurada. Aunque algunos pasos puedan parecer obvios o innecesarios, detallar y registrar todo es muy importante.
Los detalles del proceso de diseño te los cuento un próximo artículo porque no quiero que éste se convierta en un embole, así que vamos al grano.
En varias sesiones y entrevistas fuimos identificando aquellos aspectos que el diseño tenía que considerar para cumplir con las expectativas del cliente.
Marcela tiene dos perros y una gatita, que usan la azotea a diario, además de que, por su trabajo, muchas veces recibe en casa a otros perros de visita. Una de las principales preocupaciones para ella es que no se le compliquen las rutinas que tiene establecidas.
Estos son los principales deseos y necesidades que identificamos como útiles para guiarnos en el proceso de diseño:
- Que la huerta no ocupe mucha superficie horizontal
- Que mantenga la estética general de la terraza
- Que quede libre el espacio central para uso de los perros
- Que la infraestructura no complique el mantenimiento de los animales
- Que sea relativamente fácil de mantener
- Que en lo posible se planifiquen cultivos de ciclo corto (Marce estaba un poco ansiosa de ver resultados, jeje)
Luego viene la parte técnica en la que recabamos datos del lugar y del entorno, como el tamaño, la orientación respecto al sol, la variación de las zonas de sol y sombra a lo largo del día, y vamos haciendo un mapa analítico del lugar.
También tenemos en cuenta los requerimientos y necesidades de las hortalizas preferidas por el cliente para determinar el tamaño, la profundidad y la ubicación más favorable para los contenedores en los que se van a cultivar.
Luego toca analizar todos los datos, para lo cual usamos diversas herramientas, como análisis FODA, mapa de sectores, superposición de capas, etcétera. Estudiamos varias opciones y evaluamos las alternativas en función de cómo consiguen cumplir los objetivos propuestos, el costo de los materiales, la dificultad de implementación, la estética del resultado, y otras consideraciones que nos permiten compararlas y elegir la más ventajosa.
Finalmente hacemos una propuesta de diseño detallada.
El diseño incluye la construcción de dos maceteros de madera con alturas escalonadas, un pallet para hacer un huerto vertical, unos maceteros colgantes hechos con tubo PVC reciclados y una lombricompostera hecha con tres cajones plásticos apilados.
La doble altura de los canteros permite aprovechar mejor el espacio para los cultivos y, en el caso del más pequeño, que se colocaría con la altura mayor de espaldas al sol, permite también crear una zona sombreada para cultivos más sensibles.
La implementación del diseño se fue realizando a medida que se desarrolló el taller. Los participantes aprendieron todas las fases del proceso de diseño para poder replicarlo en sus respectivos lugares. Aprendieron a planificar cultivos por temporadas y a preparar contenedores y sustratos, a sembrar y trasplantar, a hacer compost y a realizar una gestión integral de plagas. También aprendieron estrategias de optimización del tiempo y el espacio y muchos conocimientos prácticos sobre las especies que se sembraron y plantaron.
Estas son las fotos del resultado final (fue necesario agregar una protección con red de plástico porque el gato del vecino se metió dentro de los canteros y dejó varios regalitos).
Tanto el proceso como el resultado final fue muy satisfactorio para los nuevos dueños de esta preciosa huerta urbana así como para los asistentes al taller. Estamos muy orgullosos de saber que algunos de ellos han tenido y siguen teniendo grandes avances en sus propias huertas.
¡No te hacés una idea lo que nos emociona que nos digan estas cosas!
En cuanto a la huerta de Marce, durante este año hemos hecho un seguimiento para ayudarla a renovar los cultivos y hacer el mantenimiento.
Con total honestidad, ella reconoce que no le dedica la atención que requiere para tenerla al máximo de su capacidad productiva y que necesita ayuda, porque no tiene tiempo de ponerse a ello. Es obvio que una huerta productiva requiere planificación en el tiempo, constancia y conocimientos que se adquieren con la práctica regular y eso lleva tiempo y dedicación.
Las personas que, como Marce, tienen mil cosas en su día a día y que, aunque les encanta tener una huerta, no están pudiendo en la práctica dedicarle la atención que necesita, lo mejor que pueden hacer es reconocer que necesitan ayuda ¡y pedirla! Para eso estamos nosotros, que sabemos lo que hay que hacer y nos encanta.
Así que, si te lo estabas planteando ya va siendo hora de que pases a la acción:
Es totalmente posible tener una huerta en tu casa y que no te requiera un esfuerzo mental que no podés ni querés asumir.
Ya sea que quieras que te hagamos el diseño y la implementación o que prefieras aprovechar la opción de organizar un taller y ahorrarte parte de los costos, nosotros estamos acá para ayudarte que sea un éxito.
No sólo para armarla y dejarla funcionando, sino también para mantenerla en marcha y produciendo durante el tiempo que vos necesites, hasta que sientas que ya podés seguir por tu cuenta.
Podés seguir poniéndote excusas para no tener una huerta ahora (mientras seguís comprando verduras tóxicas o pagando oro por verduras orgánicas que podrías cultivar en tu casa)…o podés hablar con nosotros hoy y ver la mejor manera de empezar con tu huerta para que este año lo termines comiendo tus propios tomates orgánicos.
Y con la modalidad de taller, el dinero tampoco es una excusa: te ofrecemos hasta un 25% de las cuotas de inscripción para cubrir los materiales de tu huerta. Escribinos acá para pedirnos una evaluación de tu caso.
Así como nos entusiasma que nuestros estudiantes nos cuenten cómo les va, también nos encanta que nuestros lectores nos comenten qué les parece, nos compartan, o simplemente nos den un me gusta. ¡Dános una alegría!
Abrazos!
Mariana y Pablo