Slow money: testimonios de inversores

Terminamos esta serie de artículos sobre el movimiento Slow Money con la traducción de dos testimonios de inversores extraídas del informe del estado del sector publicado en 2014.

CAROL PEPPE HEWITT
Slow Money North Carolina

Carol Hewitt. Inversora Slow Money

Durante los últimos años ha sido un placer y un privilegio para mí representar la emergencia de una red de inversores y emprendedores bajo la bandera de Slow Money Carolina del Norte. Como grupo, hemos facilitado el flujo de más de 1,2 millones de dólares desde más de 90 inversores hasta 60 granjas y empresas alimentarias. Puedes ver una fotografía y leer acerca de cada uno de estos emprendedores en el sitio web de Slow Money Carolina del Norte. Estoy orgullosa de que mi propio dinero haya ayudado a varios de estos negocios, y apenas estoy empezando. ¿Por qué es tan atractivo y gratificante formar parte de este movimiento (el movimiento Slow Money)? Hay poder en el dinero. Cada día, incluso cada segundo, unos extraños en lugares muy lejanos toman decisiones acerca de mi dinero. El dinero de mis cuentas corriente, de ahorro y de jubilación es controlado y usado a la merced y el criterio de personas que pueden compartir o no mi visión del mundo, mis valores, mis creencias sobre lo que está bien y lo que está mal. No les entregaría mi cartera diciendo: «compra lo que quieras», y sin embargo, eso es lo que hago cada día con los ahorros de toda mi vida.

Aunque mis inversiones sean clasificadas como «socialmente responsables», eso no es suficiente. Lo que realmente me importa es mi salud, mi familia, mis relaciones y las personas de mi comunidad. También creo que es una necesidad crucial en este momento de la historia apoyar la agricultura sostenible y los emprendedores del sector alimentario local, y cuidar de nuestro planeta. Y creo que tenemos el imperativo moral de abordar el impacto perjudicial del cambio climático. Cuando el tema de las inversiones aparece en conversaciones, lo que tira es hablar de cómo maximizar las ganancias monetarias. Pero lo que yo quiero maximizar es igual de importante, si no más: la capacidad de supervivencia de nuestros sistemas alimentarios y la fertilidad del suelo a largo plazo a nivel planetario.

Conceder préstamos asequibles Slow Money a granjeros y emprendedores del sector alimentario local me proporciona una manera concreta de trabajar en pos de dichos objetivos. En 2011 presté 3000 dólares a Angelina para expandir su restaurante griego «de la granja a la mesa». Después invertí 25.000 dólares en la refinanciación de nuestra cooperativa de alimentación local. Presté 1500 dólares a Patrick, un quesero local, y 6000 a Eric para financiar el primer algodón orgánico cultivado en este siglo en Carolina del Norte. Más recientemente, le presté a Alvin 6000 dólares para comprar un tractor usado. El banco estaba más que dispuesto a prestarle 40.000 para un tractor nuevo (que él realmente no necesitaba y que aumentaría mucho más sus deudas), pero nada para un tractor usado. No se trata de extraños. Son mis amigos. A lo largo de los últimos cuatro años, mi marido y yo hemos movido alrededor de 100.000 dólares en préstamos locales. Es muy probable que unos 1200 dólares no los recuperemos, puesto que uno de los ocho negocios ha cerrado, incapaz de pagar sus deudas. Pero es una pérdida que estoy feliz de asumir mientras construyo una economía local más fuerte y mas resiliente. De los 100.000 dólares, alrededor de 30.000 ya los hemos recuperado, y parte de ello lo hemos vuelto a prestar. Mi próximo paso es prestar el dinero desde mi recién abierta cuenta de jubilación individual autodirigida, en mi comunidad, la que me importa y a la que quiero ayudar a sobrevivir y prosperar. A las personas que conozco. Porque tiene importancia y me produce gozo. ¿Hay una razón mejor?

MARCO VANGELISTI
Slow Money Northern California

MarcoVangelisti. Inversor Slow MoneyMarcoVangelistiLa inversión local es una cuestión de justicia intergeneracional. Yo trabajé en finanzas durante unos 20 años, de los cuales los seis últimos gestioné carteras de inversión para inversores institucionales. Como fiduciarios se nos encomendó la tarea de conservar y aumentar el capital de nuestros clientes. Cumplimos nuestro deber al entregar ganancias financieras con un riesgo moderado invirtiendo en el área en la que éramos expertos. Muchos de nuestros clientes eran fundaciones, y ninguno de ellos parecía preocupado por que algunas de las inversiones que estábamos haciendo en su nombre causaba o empeoraba los mísmisimos problemas sociales y ambientales que habían motivado la creación de dichas fundaciones. Un buen ejemplo fue una de nuestras inversiones más rentables, una compañía de Malasia que producía aceite de palma y destruía muchos miles de hectáreas de bosque primario para sustituirlo por un monocultivo de palma. Estas operaciones destruían el hábitat del orangután de Borneo, y sin embargo algunos de nuestros clientes eran fundaciones medioambientales que trataban de proteger dicho hábitat con sus fondos.

Me di cuenta de que la estrechez de miras de las finanzas convencionales, que reducían todas sus decisiones a consideraciones de riesgo, beneficios y liquidez, nos estaban volviendo ciegos al impacto que nuestras inversiones estaban teniendo en comunidades y ecosistemas de todo el mundo. Mi propia cartera de inversiones, por medio de fondos de inversión diversificados, había incluido compañías cuyo comportamiento yo encontraba inaceptable. ¡Estaba financiando las mismas actividades a las que me oponía y beneficiándome económicamente de aquellas fechorías! Me hice consciente de que por medio de mis inversiones tradicionales estaba implicado en una injusticia intergeneracional masiva. Los beneficios finacieros en los que confiaba para tener una jubilación cómoda llegaban a expensas de las generaciones futuras, puesto que gran parte de aquellos beneficios procedían de actividades extractivas que disminuían el capital natural que las generaciones futuras necesitarán para sobrevivir. Por lo tanto, tenía que superar mis preocupaciones por la pérdida de beneficios financieros, diversificación y liquidez y alinear todas mis inversiones con mis valores. Ello significó liquidar toda mi cartera de inversiones e iniciar el proceso de desplegar ese capital en proyectos coherentes con mis valores personales.

En los últimos cinco años he estado involucrado en la financiación directa de la mayoría de las empresas de Slow Money en Carolina del Norte, donde resido. El proceso ha requerido una inversión de tiempo, además de dinero, porque la inversión directa exige una mirada más cercana a cada negocio o proyecto y, a veces, aconsejar al emprendedor que recibe los fondos. Y sí, la inversión local puede ser arriesgada. He experimentado pérdidas en dos áreas: nuevas empresas en la fase pre-ingresos y préstamos personales directos a emprendedores cuyo carácter no conocía lo suficientemente bien. Pero también puede ser muy gratificante. Ver cómo florecen los negocios locales y saber que tu inversión formó parte de su éxito es maravillosamente gratificante. Las inversiones locales son también inversiones de largo recorrido porque no hay un mercado secundario desarrollado que pueda proporcionar liquidez (la capacidad de vender la inversión a otra persona a cambio de efectivo). El riesgo, la liquidez, una marcada curva de aprendizaje, y un compromiso en forma tiempo son los desafíos principales a los que se enfrenta esta realineación de nuestros valores con nuestras inversiones, si bien dicha realineación es el imperativo moral de nuestro tiempo y nuestra responsabilidad hacia las generaciones futuras.

Fuente: Slow Money Traducción: Noelia Jiménez

Noelia Jiménez Colaboradora de Ser Más Resiiente

Traductora, facilitadora y artista gráfica. Trabajo como traductora desde 2005. Me formé en permacultura en el Instituto Permacultura Montsant y por medio de otras experiencias como la participación en el proyecto European Permaculture Teachers Partnership. Me apasiona el trabajo grupal, en especial las tareas de coordinación y diseño de procesos de grupo. Me encanta crear materiales didácticos que sirvan de apoyo visual para el aprendizaje. La Comunicación No Violenta me ayuda a conectar con mis verdaderas necesidades e impregna de alguna manera todas mis actividades.

https://tradymas.wordpress.com
noelia.jimenez.diaz@gmail.com

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